Charla celebrativa III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores





Les deseamos una gozosa celebración de la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.




Charla celebrativa III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores
Les deseamos una gozosa celebración de la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.
17 julio, 2023 por fronterasctr
La revista de Fronteras CTR (Ciencia, Tecnología y Religión) que dirigen Sara Lumbreras y Jaime Tatay, S.J. en la Universidad de Comillas (España) ha publicado este artículo tan interesante para la reflexión y el compartir de nuestro grupos de Vida Ascendente y para todos quienes deseen profundizar en estos temas teológicos tan importantes en la vida cristiana.
[Ángel Cordovilla Pérez] Este artículo presenta los elementos fundamentales que ha de tener la concepción teológica de la salvación. Siendo conscientes de las dificultades del discurso teológico de la salvación, este ha de estar anclado en la comprensión del hombre como ser de necesidad, de deseo y de gracia. La comprensión cristiana de la salvación parte del movimiento de Dios viniendo a la historia para conducir al ser humano y toda la creación a la comunión con él. En este proceso histórico que va desde la creación hasta la consumación han de ser integradas las diversas categorías que la teología ha usado para hablar de la salvación (divinización, justicia, admirable intercambio, sacrificio, satisfacción, redención, transfiguración, etc.).
Pensar, reflexionar y hablar teológicamente de la salvación presupone, de alguna forma, participar de la experiencia de haber sido salvado, no de una forma plena y consumada, claro está, sino en su carácter incoado y sacramental. No se trata, por lo tanto, de hablar de una cuestión teórica más, sino de poner en evidencia una relación salvífica con la persona de Cristo que tiene la fuerza para liberarnos de cualquier situación negativa en la que podamos estar y a la vez conducirnos a aquella plenitud a la que por vocación divina hemos sido llamados.
El mensaje de salvación ofrecido por el cristianismo choca actualmente con dos grandes obstáculos en la mentalidad contemporánea. Al primero ya se refirió el teólogo jesuita francés Bernard Sesböué como el “malestar contemporáneo” […], la reducción del mensaje de la salvación a dos o tres categorías que remiten al mundo religioso y están fundamentalmente ligadas al valor salvífico de la muerte de Cristo (sacrificio, satisfacción, redención). El segundo tiene que ver con la percepción de que la salvación de la que habla hoy el cristianismo es algo así como “una oferta sin demanda”.
Con estas dificultades, la reflexión soteriológica actual se ha de elaborar desde la convicción de que la salvación se dice de muchas maneras, sin necesidad de encerrarse en unas determinadas categorías, especialmente en aquellas que al hombre de nuestros días le resulta difícil de comprender. Esto no significa que haya que rechazarlas sin más, sino más bien saberlas articular en un esquema orgánico, histórico y dinámico.
Aun siendo conscientes de que es legítimo optar por una de ellas e incluso crear alguna nueva (solidaridad, hospitalidad), nuestra propuesta es ofrecer un esquema que desarrollaremos más adelante en el que desde una perspectiva histórico-salvífica se pueden integrar muchas de las imágenes clásicas que pueden seguir siendo significativas para el hombre de hoy. Hoy es comprensible que pensemos la salvación en términos de salud, bienestar y felicidad. La teología no rechaza este punto de partida, más aún, ha estado siempre presente desde sus desarrollos bíblicos hasta hoy. No obstante, desde su comprensión del ser humano, de Dios y de Cristo, como veremos, ha de entender este término y esta realidad en toda su altura, anchura y profundidad. La palabra salus dice integralidad, plenitud, vida cabal y consumada, por lo que en su comprensión ha de integrarse la superación de situaciones negativas (redención, liberación, rescate, sanación), el logro de los anhelos y deseos humanos radicales (justicia, sabiduría, belleza, verdad, bondad) y el estado de plenitud de una vida, con su entorno, consumadas (divinización, transfiguración, recapitulación).
El anuncio de la salvación cristiana y su comprensión teológica, en este sentido, ha de estar anclado antropológicamente, es decir, ha de mostrar que aquello que anuncia como salvación para el hombre viene a injertarse en el dinamismo fundamental de su naturaleza como ser de necesidad, de deseo y de gracia. El ser humano es esencialmente una criatura enigmática y paradójica que se pregunta por el sentido de su existencia y el destino de su vida. Ambas preguntas, por el sentido y el destino, constituyen el punto de partida para todo discurso o doctrina sobre la salvación. El hombre es una criatura finita y contingente, frágil y vulnerable. Tanto en el orden de las realidades materiales, psíquicas, como espirituales. Pero no sólo necesita salvación desde la experiencia de contingencia, de finitud y de culpabilidad, sino como un ser de deseo y de plenitud, cuya consumación de ambos él no puede darse plenamente a sí mismo. Esa plenitud es una realidad que desea, pero que paradójicamente tiene que acoger y recibir como un regalo y un don, como una gracia, pues ese deseo no puede ser nunca plenamente satisfecho desde el dinamismo inmanente de la propia realidad creada.
La salvación es el proceso iniciado por Dios viniendo al hombre en la historia para conducirlo y llevarlo a su plenitud de vida en la comunión con él. La salvación vista desde Dios es un proyecto, un deseo, un designio original, pensado y previsto de antemano por él que, con toda la decisión de su voluntad, quiere llevarlo a cabo por medio de su Hijo y de su Espíritu (cfr. Ef 1,3-14). Este proceso histórico, que nace en Dios y a Dios vuelve, es lo que constituye la doctrina cristiana sobre la salvación. En esta definición aparecen tres protagonistas esenciales (Dios, hombre y Cristo) en una historia común, cuya relación mutua se realiza en un doble movimiento (descendente y ascendente) donde Dios siempre tiene la iniciativa y es la condición de posibilidad de la acción responsorial del hombre. Esta historia se despliega finalmente en un ritmo trinitario, en donde queda incluido todo el camino de la salvación y las diversas categorías que a lo largo de la historia de la teología se han utilizado para hablar de la salvación como, por ejemplo, paideia, divinización, iluminación, justicia, liberación, admirable intercambio, expiación, satisfacción, rescate y victoria, reconciliación, glorificación, recapitulación, comunión… Cualquiera de estas categorías que la teología ha utilizado para hablar de la salvación no puede absolutizarse, sino que ha de comprenderse desde este marco global de significación que es la entera historia de la salvación y en relación con el resto de las imágenes y conceptos. En este amplio horizonte no cabe duda de que el centro de la experiencia cristiana ha sido el pro nobis cristológico (Mc 10,45) que nos revela el Deus pro nobis teológico (Rom 8,31) como quicio de nuestra salvación. Desde aquí, la experiencia cristiana ha vuelto su mirada sobre la creación y ha redefinido su origen como una “pre-destinación” a ser imágenes de su Hijo (Rom 8,29) antes de la creación del mundo (Ef 1,3) y ha descifrado su futuro como glorificación (Rom 8,30), recapitulación de todas las cosas en él (Ef 1, 10).
La salvación es una realidad transversal de la teología cristiana. No se refiere a un aspecto concreto y determinado de la teología, sino a toda ella, desde el punto de vista de su relación salvífica con y por nosotros. Desde este punto de vista presupone una comprensión de Dios, del hombre y todo lo que su realidad comporta y Cristo en su relación con el Espíritu y la Iglesia. Cualquier comprensión de la salvación deberá tener en cuenta estos tres protagonistas que entran en juego: Dios, Cristo-Espíritu, hombres. Sin ellos no hay salvación. Cada uno tendrá su lugar y su papel, pero la salvación se produce cuando los tres protagonistas con su libertad entran en juego. Unos protagonistas que no pueden ser entendidos de forma aislada y autónoma, sino en relación y en su referencia mutua.
Estos tres protagonistas son esenciales para entender el acontecimiento de la salvación. Pero no se sitúan en él de una forma equivalente. La salvación acontece en un doble movimiento de Dios hacia el hombre y del hombre hacia Dios. Como mediador entre ambos está Cristo, ya sea contemplado como Dios en persona ofreciendo la salvación a los hombres o como representante de los hombres que responden acogiendo la salvación de Dios. La salvación puede ser pensada en cualquiera dirección de este doble movimiento, pues ambos son necesarios para que se realice el acontecimiento salvífico.
La teología de la salvación ha surgido y se ha desarrollado a lo largo de la historia a través de una pregunta. La clásica y más conocida fue la que formuló el monje benedictino Anselmo de Canterbury en el siglo XI, Cur Deus homo (¿Por qué Dios se ha hecho hombre?), aun cuando esta pregunta ya se la había hecho antes la teología. Con él se considera que comienza la historia de la soteriología, como forma explícita y sistemática de comprender la salvación. En realidad, esta pregunta se ha ido configurando de forma diversa a lo largo de la historia.
Una cosa es clara. La pregunta clásica de la soteriología hoy ha perdido actualidad o se ha vuelto enormemente problemática, ya que, por un lado, la encarnación de Dios ha sido convertida en un mito o un símbolo de su amor y, por otro, parece, como ya hemos dicho, que el hombre contemporáneo no siente inmediatamente la necesidad de ser salvado, al menos en esta perspectiva cristiana y religiosa. Sin embargo, si estamos atentos al lenguaje de los hombres, podemos percibir que no se ha apagado el anhelo o la pregunta por la salvación entendida como la seguridad definitiva, la felicidad plena, el sentido último y el destino consumado de la vida humana, del hombre y de todos los hombres, de toda la realidad creada. Porque si esta pregunta no se diera, el hombre habría dejado de ser realmente hombre. La pregunta por la salvación ya no reza Cur Deus homo, sino más bien Cur homo Deus. Es decir, ¿por qué el hombre quiere seguir siendo Dios?; ¿por qué juega a ser Dios? y, sobre todo, ¿por qué aspira a vivir cómo él? Este replanteamiento de la pregunta coincide, en el fondo, con el corazón del mensaje cristiano. Según el cristianismo el hombre ha sido creado por Dios para ser divinizado.
Por esta razón, teológicamente hablando, hay que ser conscientes de que, para responder a la pregunta por la salvación, debemos contestar también a otras que están estrechamente ligadas a ella: ¿Qué es el hombre y qué es lo que necesita para llegar a la plenitud de aquello que está llamado a ser y que forma parte de su definición? ¿Necesita luz para ser libre y atreverse a pensar y a vivir por sí mismo de una manera autónoma? ¿Necesita implicarse activamente en un proceso liberador que destruya las estructuras que le oprimen y así crear espacios de verdadera libertad e igualdad? ¿Necesita una fuerza interior que, siéndole concedida gratuitamente, pero afincándose realmente en su corazón pueda superar el verdadero poder que lo esclaviza y atenaza como el pecado y la muerte? ¿Necesita a Dios en persona para llevar a una plenitud desbordante y sorprendente los anhelos y esperanzas que anidan en su corazón?
Cada generación, dependiendo de su propia comprensión del ser humano, de la imagen de Dios y del mundo, tenderá a privilegiar aquellas que se acercan a su cosmovisión, a dejar en la penumbra las que le parecen irrelevantes y arcaicas, representantes de etapas anteriores y, en fin, a rechazar aquellas otras que, por indignas tanto de la imagen de Dios como del hombre, merecen el destierro definitivo. A esta tarea de discernimiento cultural ha de contribuir la teología para asumir las preguntas legítimas, purificar las imágenes manchadas y provocar con su mensaje siempre nuevo. En esta tarea nos jugamos que el cristianismo siga apareciendo ante los hombres como religión de salvación.
*Extracto de un artículo publicado en Razón y Fe (abril 2023); el texto completo es accesible en PDF en la web de la revista.
JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS MAYORES
Homilía del Santo Padre
Francisco
Basílica de San Pedro,
domingo 23 de julio de 2023.
Para hablarnos del reino
de Dios, Jesús usa las parábolas. Cuenta
historias sencillas, que llegan al corazón de quienes las escuchan, y este
lenguaje lleno de imágenes, se asemeja al que muchas veces usan los abuelos con
sus nietos, sentándolos quizás sobre sus rodillas. De este modo, comunican una sabiduría
importante para la vida. Recordando a
los abuelos y a los ancianos, raíces que los más jóvenes necesitan para llegar
a ser adultos, quisiera volver a leer los tres episodios del Evangelio que
hemos escuchado, a partir de un aspecto que tienen en común: el crecer juntos.
En la primera parábola,
son el trigo y la cizaña los que crecen juntos, en el mismo campo. Es una imagen que nos ayuda a hacer una
lectura realista: en la historia humana, como en la vida de cada uno, coexisten
las luces y las sombras, el amor y el egoísmo.
Es más, el bien y el mal están entrelazados hasta el punto de parecer
inseparables. Este planteamiento
objetivo nos ayuda a mirar la historia sin ideologías, sin optimismos estériles
o pesimismos nocivos. El cristiano, animado
por la esperanza en Dios, no es un pesimista, ni tampoco un ingenuo que vive en
el mundo de las fábulas, que actúa como si no viese el mal y dice que “todo va
bien”. No, el cristiano es realista, sabe que en el mundo hay trigo y cizaña, y
se mira adentro reconociendo que el mal no llega solo “desde afuera”, que no es
siempre culpa de los demás, que no es necesario “inventar” enemigos que
combatir para evitar arrojar un poco de luz en su interior. Se da cuenta de que el mal viene desde
dentro, de la lucha interior que todos nosotros tenemos.
Pero la parábola nos
interpela, cuando vemos que en el mundo el trigo y la cizaña están juntos, ¿qué
debemos hacer?, ¿cómo debemos comportarnos? En la narración los siervos querían
arrancar la cizaña inmediatamente. Es
una actitud animada por una buena intención, pero impulsiva, incluso agresiva. Piensan que podrán arrancar el mal con sus
propias fuerzas, para alcanzar la pureza.
Es una tentación frecuente: una “sociedad pura”, una “Iglesia pura”
pero, para alcanzar esa pureza, se corre el riesgo de ser impacientes,
intransigentes, incluso violentos hacia quien cayó en el error. Y así, junto a la cizaña se arranca también
el trigo bueno y se impide a las personas hacer un camino, crecer,
cambiar. Escuchemos en cambio lo que
dice Jesús: “Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha”. Qué hermosa esta mirada de Dios, su pedagogía
misericordiosa, que nos invita a tener paciencia con los demás, a acoger –en la
familia, en la Iglesia y en la sociedad-
la fragilidad, los retrasos y los límites. No para acostumbrarnos a ellos con
resignación y para justificarlos, sino para aprender a intervenir con respeto,
sacando adelante el cultivo del buen grano, con mansedumbre y paciencia. Recordando siempre que la purificación del
corazón y la victoria definitiva sobre el mal son, esencialmente, obra de Dios. Y nosotros, venciendo la tentación de dividir
el trigo y la cizaña, estamos llamados a entender cuáles son los modos y los
momentos mejores para actuar.
Pienso en los ancianos y
en los abuelos que han realizado ya un largo trecho en el camino de la vida y
al volver la vista atrás, ven tantas cosas hermosas que han conseguido, pero
también derrotas, errores, incluso algunas cosas que –como se suele decir- “si
volviera atrás no repetiría”. Hoy, sin
embargo, el Señor viene a nuestro encuentro con una palabra dulce, que nos
invita a acoger con serenidad y paciencia el misterio de la vida, a dejarle a
Él el juicio, a no vivir de reproches y remordimientos. Como si quisiera decir: “Miren el buen trigo
que ha germinado en el camino de sus vidas y háganlo crecer todavía más,
confiándome todo, que siempre perdono; al final, el bien será más fuerte que el
mal”. La ancianidad es un tiempo
bendecido también para esto, es la estación para reconciliarse, para mirar con
ternura la luz que se expandió a pesar de las sombras, en la confiada esperanza
de que el buen trigo sembrado por Dios prevalecerá sobre la cizaña con la que
el diablo ha querido infestar el corazón.
Veamos ahora la segunda
parábola. El reino de los cielos, dice Jesús, es la obra de Dios que actúa de
manera silenciosa en la trama de la historia, hasta el punto de parecer una
acción minúscula e invisible, como la de un pequeño grano de mostaza. Pero cuando este grano crece “es la más
grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los
pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”. También nuestra vida es así, hermanos y
hermanas: venimos a este mundo en la pequeñez, nos convertimos en adultos,
después en ancianos; al principio somos una pequeña semilla, después nos
nutrimos de esperanzas. Realizamos
proyectos y sueños, el más hermoso de los cuales es llegar a ser como ese
árbol, que no vive para sí mismo, sino para dar sombra a quienes desea y
ofrecer un espacio a los que quieren construir allí un nido. De ese modo, los
que crecen juntos en esta parábola son el añejo árbol y los pajaritos.
Pienso en los abuelos,
hermosos como esos árboles frondosos, bajo los cuales los hijos y los nietos
realizan sus propios “nidos”, aprenden el clima de familia y experimentan la
ternura de un abrazo. Se trata de crecer
juntos. El árbol exuberante y los
pequeños que necesitan del nido, los abuelos con los hijos y los nietos, los
ancianos con los más jóvenes. Hermanos y hermanas, necesitamos una nueva
alianza entre jóvenes y ancianos para que la linfa de quien tiene a sus
espaldas una larga experiencia de vida irrigue los brotes de esperanza de quien
está creciendo. En este intercambio
fecundo aprendemos la belleza de la vida, construimos una sociedad fraterna y
en la Iglesia permitimos el encuentro y el diálogo entre la tradición y las
novedades del Espíritu.
Por último, la tercera
parábola, en la que crecen juntas la levadura y la harina. Esta mezcla hace crecer toda la masa. Jesús usa precisamente el verbo “mezclar”,
que evoca ese arte que conlleva la “mística de vivir juntos, de mezclarnos, de
encontrarnos, de tomarnos de los brazos”
y de “salir de sí mismo para unirse a otros” (Evangelii gaudium
87). Esto vence los individualismos y los egoísmos, y nos ayuda a
generar un mundo más humano y más fraterno.
De este modo hoy la Palabra de Dios es una llamada a vigilar para que
nuestras vidas y nuestras familias no marginen a los más ancianos. Estemos atentos para que nuestras aglomeradas
ciudades, no se conviertan en “concentrados de soledad”; para que la política,
que está llamada a proveer a las necesidades de los más frágiles, no se olvide
precisamente de los ancianos, dejando que el mercado los relegue a “descartes
improductivos”. No vaya a suceder que, a fuerza de seguir a
toda velocidad los mitos de la eficiencia y del rendimiento, seamos incapaces
de frenar para acompañar a los que les cuesta seguir el ritmo. Por favor, mezclémonos, crezcamos juntos.
Hermanos y hermanas, la
Palabra divina no nos invita a separar, a cerrarnos, a pensar que podemos
hacerlo solos, sino a crecer juntos.
Escuchémonos, dialoguemos, sostengámonos recíprocamente. No olvidemos a los abuelos y a los
ancianos. Muchas veces, gracias a una
caricia suya hemos vuelto a levantarnos, hemos reanudado el camino, nos hemos
sentido amados, sanados por dentro.
Ellos se han sacrificado por nosotros y nosotros no podemos sacarlos de
la agenda de nuestras prioridades.
Crezcamos juntos, vayamos adelante juntos. El Señor bendiga nuestro camino.
+
Vida Ascendente comunicaciones
IIIª Jornada Mundial
Queridos amigos y amigas de Vida Ascendente,
En esta semana llegamos a la IIIª Jornada Mundial de los Abuelos y de
los Mayores, que Dios mediante se celebrará en toda la Iglesia el próximo
domingo 23 de julio.
Mi último envío fue el
Mensaje del Papa Francisco para esta Jornada.
En ella el Santo Padre nos explicaba el lema del Encuentro, que contiene
la idea que guiará este año nuestra reflexión: “Su misericordia se extiende de
generación en generación” (Lc 1,50)
Faltaría agregar que el
5 de julio se conoció el Decreto por el cual el Papa Francisco concede
Indulgencia Plenaria a los abuelos, ancianos y todos los fieles que participen
el día de la Jornada Mundial en la solemne celebración que el Santo Padre
presidirá en la Basílica de San Pedro o en las diversas funciones que se
celebrarán en todo el mundo.
Esta semana tiene que
ser de especial dedicación para cada uno de nosotros y nuestros grupos del
Movimiento. Tenemos que ser los animadores de esta celebración mundial en
nuestra comunidad parroquial. Tenemos en
nuestras manos todos los documentos preparatorios que hemos recibido desde la
Primera Jornada Mundial en el 2021. Contamos
también con las catequesis del Papa Francisco
y sobre todo de su Mensaje para esta IIIª Jornada en 2023.
Los acompaño como siempre, a distancia, alentando la creatividad de cada grupo para dar forma a esta celebración. Con mi oración pido al Señor que en cada comunidad parroquial los Abuelos y los Mayores puedan celebrar esta Jornada, siendo los miembros de Vida Ascendente la levadura que levante esta porción tan grande de la Iglesia que somos los Adultos Mayores.
Que Dios nos bendiga y nos
guarde, que María Santísima nos cuide.
P. Osvaldo 17
de julio 2023
Investigación Colombia Envejece
La Fundación Saldarriaga Concha junto con Fedesarrollo han organizado, publicado y presentado un gran trabajo de investigación desde distintas perspectivas, muy completo, como no se había realizado nunca antes.
Por el interés de nuestros mayores y grupos de mayores y facilitar el acceso a esta investigación publicamos el enlace: https://www.saldarriagaconcha.org/mision-colombia-envejece-una-investigacion-viva/
Un delegado de Vida Ascendente participó presencialmente en la presentación de esta investigación y pudo apreciar la riqueza e importancia de la misma. Expresamos a la Fundación Saldarriaga Concha nuestro agradecimiento por esta iniciativa y por el desarrollo de contenidos de gran valor para la población de personas mayores y en general para la sociedad colombiana que comienza a hacer conciencia de los problemas y oportunidades de solución en las que nos vemos comprometidos.
Vida Ascendente Pitalito
Con mucha alegría informamos que gracias a la recepción del Movimiento por parte del Padre Julio César Calderón Claros, estaremos contribuyendo, Dios mediante, en la pastoral de los mayores de su Parroquia. Pedimos a los nuestros, directivos, animadores y amistades, sus oraciones para que es comienzo sea bendecido con muchos frutos pastorales en este querido municipio del sur del Departamento del Huila.
La siguiente es la comunicación en la que confirmamos esa cooperación en la misión:
Bogotá, D.C., julio 27, 2023.
Aspectos de nuestro encuentro Vida Ascendente Fómeque, Cundinamarca, el 9 de mayo de 2023.
En esta fotografía se aprecia el grupo de danzas a su entrada al escenario. Sentado a la izquierda, nuestro Vicepresidente Enrique Cruz Rodríguez que agradeció junto con la Presidente y con la profesora Nelsa Beatriz Rey, la preparación de tan bonitos números culturales.
El cuidado es un derecho humano: La oportunidad para su consagración en el Sistema Interamericano
Por: Laura Pautassi
24 de Mayo de 2023
Foto de National Cancer Institute en Unsplash.
La Corte Interamericana emitirá una opinión consultiva con respecto a las obligaciones estatales en materia de derecho al cuidado, ¿qué implicancias tiene esto y cuál es su importancia?
Derecho al cuidado en América Latina: perspectivas generales
El cuidado, los cuidados, son centrales para la sostenibilidad de la vida, ya que abarcan una serie de tareas indispensables para satisfacer las necesidades básicas de la existencia y reproducción de las personas. Al cuidar se ofrecen elementos físicos y simbólicos (afectivos) que posibilitan la vida de cada persona y el mantenimiento de la sociedad. Incluye el autocuidado (como alimentarse e, higienizarse), el cuidado directo (especialmente para personas dependientes por razones de edad, como niños, niñas y adolescentes (NNA) o personas mayores), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (preparar alimentos o limpiar) y la gestión (coordinar horarios y traslados a centros de salud). Estas tareas históricamente han sido asignadas a las mujeres, de manera no remunerada, con impacto directo respecto a las formas de organización económica, social y política, conformando una injusta división del trabajo según género (productivo y de cuidado).
La definición del cuidado como trabajo fue parte de las contribuciones feministas, fundamentadas en robustos desarrollos conceptuales e interdisciplinarios, demostrando cómo estas tareas producen valor económico y contribuyen directamente al PIB. Así, se dispone de información en diez países de la región que muestran que el aporte monetario del trabajo no remunerado de los hogares aporta entre un 15,9% y un 27,6%. A la par que garantizan la sostenibilidad de la vida, su forma de organización conforma un núcleo central de desigualdad de carácter estructural. Esta situación obedece, entre otras razones, a la segmentación de los mercados de trabajo con elevados índices de informalidad laboral que afectan mayoritariamente a las mujeres, y entre ellas a las jóvenes y menos educadas. En promedio, las mujeres en América Latina trabajan cerca del triple del tiempo que los varones, especialmente en tareas de cuidado, lo cual condiciona las trayectorias laborales de las mujeres con mayor incidencia en la pobreza. Así, de acuerdo con las encuestas de uso del tiempo, las mujeres latinoamericanas destinan un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, en cambio los varones solo destinan a estas tareas un 7,3% del tiempo.
En el campo normativo, las regulaciones históricas del derecho civil y de familias reprodujeron sesgos de género, a partir del establecimiento de obligaciones relacionadas con el cuidado para hijas y hijos y progenitores de manera individual, donde la figura de la patria potestad se consolidó como un mecanismo de sujeción a los mandatos masculinos. El otro ámbito regulatorio por excelencia fue el derecho laboral y de la seguridad social, a partir de prestaciones para quienes se desempeñan en un empleo formal, de corte maternalista, que consideran el tiempo (licencias), dinero (transferencias) e infraestructura (espacios de cuidado). Posteriormente, se sumaron los esquemas de protección social con los Programas de Transferencias Condicionadas de Ingresos (PTCI), que vinculan la prestación a una posición (madre, pobre, vulnerable), estructurando las políticas sociales en América Latina.
El estado actual del debate
Los estudios empíricos muestran que la actual organización social del cuidado en América Latina es injusta, tanto en términos de género como en términos socioeconómicos, lo que ha conformado un “diamante del cuidado”, compuesto por diversos agentes (Estado, mercados, familias y organizaciones sociales y comunitarias). Sin embargo, no se establecieron regulaciones ni políticas integrales que coordinen a estas cuatro aristas, existiendo en la mayoría de los países respuestas parciales. Estas trasladan las responsabilidades a las familias y, dentro de ellas, a las mujeres.
Es en este siglo XXI que se instala en la agenda pública la problemática del cuidado, con la adopción de diversas medidas que eliminan las discriminaciones existentes en el mundo de lo público. Pero estas no resultan suficientes para incorporar activamente a los varones en el cuidado, como tampoco al Estado y al sector privado. Buscando sortear estos límites, se destaca la revisión realizada, desde un enfoque de derechos humanos, que permitió identificar que en los pactos y tratados internacionales se encuentran establecidas obligaciones concretas a los Estados respecto al cuidado. Sirva como ejemplo la Convención de Derechos del Niño que establece en el artículo 3 que “Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones, servicios y establecimientos encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas por las autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una supervisión adecuada”, o en el caso de la CEDAW que establece las obligaciones compartidas entre ambos progenitores al señalar que los Estados partes tomarán medidas para: “b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en todos los casos” (CEDAW, art. 5, inc. b). Si bien inicialmente no se utiliza el concepto de cuidados –sino el de protección a la maternidad, a personas con discapacidad–se identificaron tres dimensiones centrales que precisan que es un trabajo y un derecho humano: “el derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado”.
Estas dimensiones, presentes en la normativa y el corpus de derechos humanos, transformaron la mirada estática y habilitaron la posibilidad de reconsiderar el alcance de las obligaciones vinculadas al cuidado, ya que la titularidad y definición normativa considera a este derecho en relación con las personas prestadoras, receptoras o titulares del cuidado. Así lo vincula con los conceptos de vida digna, bienestar, protección a las familias, a la maternidad, a los NNA, a las personas mayores, entre otros. A partir de este reconocimiento, la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (2015), menciona específicamente al cuidado y sistema de cuidados. Es decir, se produjo una evolución en el corpus de derechos humanos, pero para ello fueron centrales los consensos alcanzados en Conferencias Regionales de la Mujer de América Latina y el Caribe, que integran los gobiernos, las organizaciones de mujeres, de la sociedad civil y de derechos humanos. De esta manera, desde el año 2007, con la Conferencia de Quito, hasta la última que es el Compromiso de Buenos Aires (2022), se ha reconocido y reafirmado que el cuidado es un derecho humano, promoviendo la creación —en aproximadamente quince países de la región—de sistemas nacionales o locales de cuidado. Por otra parte, a nivel constitucional, se va incorporando el derecho al cuidado, tal como ocurrió en la nueva Constitución de la Ciudad de México (2017).
La solicitud de Opinión Consultiva ante la Corte Interamericana
En este contexto, en enero de 2023, la República Argentina elevó una solicitud de Opinión Consultiva a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la que recupera los anteriores desarrollos. La solicitud se fundamenta en que se requiere profundizar en estándares concretos respecto a la consideración del derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado. Asimismo, da cuenta de la necesidad de establecer el alcance de las obligaciones positivas y negativas que corresponden a los Estados, definiendo contenidos mínimos y compromisos presupuestarios y elaborando indicadores de progreso para que sean incluidos en los mecanismos ya existentes de monitoreo, como el caso del Protocolo de San Salvador. De esta manera, se considera central incorporar evidencia empírica que permita verificar el grado efectivo de cumplimiento.
A lo anterior, le siguen preguntas vinculadas a las obligaciones estatales fundamentadas en el derecho a la igualdad y no discriminación, en el que se solicitó que se precisen las medidas que deben adoptar los Estados al respecto, vinculándolo también con el derecho a la vida (art. 4 de la Convención Americana y art. 6 de la Convención sobre Personas Mayores). Asimismo, se solicitó a la Corte que se explaye sobre la interdependencia del derecho al cuidado con otros derechos, como el derecho al trabajo, a la salud y la educación.
En definitiva, es de suma relevancia acompañar activamente este proceso consultivo, en tanto va a permitir cristalizar una esfera que por siglos ha sido invisibilizada, precisando las obligaciones para los Estados, pero también para otros agentes. De esta manera, la Opinión Consultiva constituye una posibilidad para promover procesos de cambio cultural y políticas públicas que garanticen protección y satisfacción del derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado de cada persona.
Citación académica sugerida: Pautassi, Laura. El cuidado es un derecho humano: La oportunidad para su consagración en el Sistema Interamericano. 2023/05/24. Disponible en: https://agendaestadodederecho.comel-cuidado-es-un-derecho-humano/
Palabras clave: Derecho al cuidado; Corte Interamericana de Derechos Humanos; América Latina; Solicitud de opinión consultiva.
Queridos amigos y amigas
Como preparación de la Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, de este
año, el Papa Francisco nos regaló ayer una hermosa reflexión que quiero
enviarla para que llegue a todos ustedes y también para que puedan hacerla
conocer a otros.
El tema de esta reflexión se centra en la cercanía de fechas entre nuestra
Jornada Mundial y la que tendrán este año los Jóvenes, al comienzo de agosto
en Lisboa, Portugal. Pide gestos concretos a los jóvenes y encomienda e
nuestra oración su encuentro.
Tenemos que agradecer a Dios vivir este momento tan especial en la historia
de la Iglesia, este momento donde el Papa está continuamente aportando su
palabra para que en todas partes los abuelos y los mayores seamos valorados.
El Papa se refiere en primer lugar al Pueblo santo de Dios, nuestra Iglesia, sus
diócesis, parroquias, instituciones y comunidades. Que se cuente con un
espacio para los mayores, un ámbito donde pueda sentirse “como el abuelo en
casa”.
Aprovecho para saludarlos, cuidémonos del frío que ya ha llegado. Dios los
bendiga en este día del Sagrado Corazón, y que María nos acompañe siempre.
P. Osvaldo 16 junio 2023
Mensaje del Papa Francisco
para la 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores 23 julio 2023
“Su misericordia se extiende de generación en generación” Lc 1,50
Queridos hermanos y hermanas:
“Su misericordia se extiende de generación en generación” este es el tema de
la 3ª Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. Es un tema que nos
reconduce a aquel encuentro bendito entre la joven María y su parienta anciana
Isabel. Esta, llena del Espíritu Santo, se dirige a la Madre de Dios con palabras
que, a distancia de milenios, acompasan nuestra oración cotidiana: “Bendita tu
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre”. Y el Espíritu
Santo que ha descendido ya sobre María, la impulsa a responder con el
Magníficat, en el que proclama que la misericordia del Señor se extiende de
generación en generación. El Espíritu Santo bendice y acompaña cada
encuentro fecundo entre generaciones distintas, entre abuelos y nietos, entre
jóvenes y ancianos. Efectivamente, Dios desea que como hizo María con
Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran
sabiduría de sus vivencias. Pero sobre todo, el Señor desea que no dejemos
solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como
por desgracia sucede frecuentemente.
Es hermosa, este año, la cercanía entre la celebración de la Jornada Mundial
de los abuelos y los Mayores y la de la Juventud, ambas tienen como tema la
prisa de María para ir a visitar a Isabel, y de ese modo nos llevan a reflexionar
sobre el vínculo entre los jóvenes y los ancianos. El Señor espera que los
jóvenes al encontrarse con los ancianos, acojan la llamada a custodiar la
memoria y reconozcan, gracias a ellos, el don de pertenecer a una historia más
grande. La amistad con una persona anciana ayuda al joven a no reducir la
vida al presente y a recordare que no todo depende de las capacidades. Para
los más ancianos en cambio, la presencia de un joven les da esperanza de que
todo lo que han vivido, no se perderá y que sus sueños pueden realizarse. En
definitiva, la visita de María a Isabel y la consciencia de que la misericordia del
Señor se transmite de una generación a la otra, revelan que no podemos
avanzar, y mucho menos salvarnos, solos y que la intervención de Dios se
manifiesta siempre en lo conjunto, en la historia de un pueblo. Es María misma
quien lo dice en el Magníficat, exultando en Dios que ha obrado maravillas
nuevas y sorprendentes, fiel a las promesas hechas a Abrahán.
Para acoger mejor el estilo de actuar de Dios, recordemos que el tiempo tiene
que ser vivido en su plenitud, porque las realidades más grandes y los sueños
más hermosos no se realizan en un momento, sino a través de un crecimiento
y una maduración; en camino, en diálogo, en relación. Por ello, quien se
concentra solo en lo inmediato, en conseguir beneficios para sí rápida y
ávidamente, en tener “todo enseguida”, pierde de vista el actuar de Dios. Su
proyecto de amor, por lo contrario, atraviesa pasado, presente y futuro, abraza
y pone en comunicación las generaciones. Es un proyecto que va más allá de
nosotros mismos, pero en el que cada uno de nosotros es importante, y sobre
todo está llamado a ir “más allá”. Para los más jóvenes se trata de ir más allá
de esa inmediatez en la que se confina la realidad virtual, la cual muchas veces
distrae de la acción concreta, en el caso de las personas mayores se trata de
no hacer hincapié en las fuerzas que decaen y de no lamentarse por las
ocasiones perdidas. Miremos hacia adelante. Dejémonos plasmar por la gracia
de Dios que, de generación en generación, nos libra del inmovilismo en el
actuar y de los remordimientos del pasado.
En el encuentro entre María e Isabel, entre jóvenes y ancianos, Dios nos da su
futuro. El camino de María y la acogida de Isabel abren las puertas a la
manifestación de la salvación. A través de su abrazo, la misericordia de Dios
irrumpe con una gozosa mansedumbre en la historia humana. Quisiera pues
invitar a cada uno de ustedes a pensar en aquel encuentro, más aún, en cerrar
los ojos e imaginar, como en una foto, aquel abrazo entre la joven Madre de
Dios y la madre anciana de san Juan Bautista, a representarlo en la mente y a
visualizarlo en el corazón, para fijarlo en el alma como un luminoso icono
interior.
Y los invito además a pasar de la imaginación a la realización de un gesto
concreto para abrazar a los abuelos y los ancianos. No los dejemos solos, su
presencia en las familias y en las comunidades es valiosa, nos da la
consciencia de compartir la misma herencia y de formar parte de un pueblo en
el que se conservan las raíces. Si, son los ancianos quienes nos transmiten la
pertenencia al Pueblo santo de Dios. Tanto la Iglesia como la sociedad los
necesita. Ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el
futuro. Honrémoslos. No nos privemos de su compañía y no los privemos de la
nuestra, no permitamos que sean descartados.
La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores quiere ser un pequeño y
delicado signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia. Renuevo por ello
mi invitación a todos- diócesis, parroquias, asociaciones y comunidades- a
celebrar esta Jornada poniendo en el centro la alegría desbordante de un
renovado encuentro entre jóvenes y ancianos. A ustedes jóvenes que se están
preparando para ir a Lisboa o que vivirán la JMJ en sus lugares de origen,
quisiera decirles: antes de ponerse en camino van a encontrar a sus abuelos,
hagan una visita a un anciano que esté solo. Su oración los protegerá y
llevarán en el corazón la bendición de ese encuentro. A ustedes ancianos les
pido que acompañen con la oración a los jóvenes que van a celebrar la
Jornada Mundial de la Juventud. Estos muchachos son la respuesta de Dios a
sus peticiones, el fruto de lo que sembraron, el signo de que Dios no abandona
a su pueblo, sino que siempre lo rejuvenece con la fantasía del Espíritu Santo.
Queridos abuelos, queridos hermanos y hermanas mayores, que la bendición
del abrazo entre María e Isabel los alcance y colme de paz vuestros corazones.
Los bendigo con afecto y ustedes, por favor, recen por mí.
Francisco
Fuente: Fundación Saldarriaga Concha
Una manera de contrarrestarlo es con autonomía de las personas cuando llegan a la vejez, que en gran parte la logran tener con una buena salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento saludable como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez.
Esto se consigue con un sistema de salud robusto que “atienda las necesidades y las situaciones que antes no existían”, como señaló Soraya Montoya, directora ejecutiva de la Fundación Saldarriaga Concha, cuando presentó la Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva, estudio realizado por Fedesarrollo, la Fundación Saldarriaga Concha, la Universidad ICESI y el DANE, que entre otras cosas señala recomendaciones para asumir los retos y las oportunidades que implica el aumento en el número de las personas mayores.
En el caso de salud, aconseja al país generar modelos diferenciales de atención y promoción en salud; sensibilizar al personal de salud y comunidad sobre la enfermedad mental y la persona mayor (la mitad de las personas mayores tienen problemas de depresión); fortalecer la implementación de las guías de práctica clínica; promover nuevos modelos de prestación de servicios y tener una oferta de formación continua en salud a las personas mayores.
Estas sugerencias están ligadas a la mayor expectativa de vida, que demanda decisiones inmediatas frente al uso de los recursos y al número de atenciones que exige el rápido cambio demográfico.
Por ejemplo, entre los años 2014 y 2020 el país reportó un gasto en salud de aproximadamente 70 billones de pesos, con cerca de 40% destinado a la atención de personas mayores de 75 años.
Además, el número de atenciones se incrementó de 27 millones en 2009 a 117 millones en 2019, en promedio 12 atenciones por persona mayor en 2020; cifra que supera el promedio de la población general, de ocho atenciones por persona. (Más cifras de interés)
En cuanto a la educación, la investigación señala, entre otras acciones, la necesidad de implementar políticas de reeducación y reconversión laboral que actualicen las habilidades de la población mayor, así como diseñar e implementar una política educativa para todo el curso de la vida.
Su conclusión es que ofrecer a las personas mayores herramientas para complementar su experiencia y sus capacidades genera retornos para ellas y para la sociedad. Mucho más al tener en cuenta su situación actual educativa.
En Colombia 8,4% de las personas entre 60 y 64 años reporta no haber alcanzado ningún nivel de escolaridad, cifra que aumenta a 26,2% para la población de más de 85 años, como revela Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva.
Además, dos de cada tres personas analfabetas son mayores de 60 años; 48,1% de las personas mayores alcanzaron la primaria como máximo nivel educativo y 15,2% alcanzó un nivel de educación superior. Y el 60,5% de las personas mayores no saben usar internet (Más información sobre educación).
Los bajos niveles educativos y la incertidumbre en la situación laboral y pensional de quienes sobrepasan los 60 años también son riesgos para el maltrato de las personas mayores, por cual el país requiere tomar medidas.
La investigación muestra que en Colombia la mayoría de las personas mayores no tienen protección económica. Por un lado, a medida que aumenta la edad disminuye el empleo asalariado, que es sustituido por el empleo de cuenta propia: 57,7% de las personas entre 50 a 59 años tienen empleo por cuenta propia; 69,3% de las personas entre 60 a 69 años tienen este tipo de empleo y, en el caso de las mayores de 70 años, es 82%.
Por otro lado, solo una de cada cuatro personas mayores recibe pensión y la cobertura es mucho menor en las mujeres. Por ello la principal fuente de ingreso de esta población es la ayuda de hogares e instituciones (Encuentre más datos de ingresos).
Para hacer frente a esta situación, Misión Colombia Envejece-Una Investigación Viva recomienda: fomentar la economía plateada incentivando mecanismos para el apoyo financiero y la capacitación de personas mayores que potencien sus emprendimientos e incluir el enfoque de género en el fomento del emprendimiento para superar las barreras a las que se enfrentan las mujeres mayores.
Garantizar un básico de seguridad económica en la vejez es un factor de bienestar, ya que está ligado de forma directa con el acceso a servicios de salud de calidad, la posibilidad de pagar servicios de cuidado, una mayor inclusión y participación social y un mejor estado de salud mental.
Recuperado de: https://t.co/f6Bl47gTdG el 21 JUN 2023
DATOS DE LA OMS sobre el envejecimiento
¿Qué es el Envejecimiento Saludable?
El Envejecimiento Saludable es el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional consiste en tener los atributos que permiten a todas las personas ser y hacer lo que para ellas es importante.Abordar la violencia de género en la vejez: políticas, legislación y respuestas de base empírica
En el contexto de la celbración del Día el año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) —en colaboración con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), ONU MUJERES y con el apoyo de la Red Internacional para la Prevención del Maltrato a las Personas Mayores— publicó Combatir el maltrato de las personas mayores: cinco prioridades para la Década de las Naciones Unidas del envejecimiento saludable (2021–2030). El documento esbozaba las prioridades clave para prevenir y responder al maltrato de las personas mayores y, de este modo, contribuir a mejorar su salud, bienestar y dignidad. Este año, la conmemoración del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez proporciona información actualizada sobre la aplicación de estas prioridades.
En vísperas del 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), las celebraciones del Día también conectarán con la campaña de un año que promueve los 75 años de la Declaración. En el mes de junio, la campaña se centra en concienciar sobre el legado, relevancia y activismo de la Declaración en relación con los derechos de la mujer; y así el tema del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez de 2023 es "Abordar la violencia de género en la vejez: políticas, leyes y respuestas de base empírica", que se celebrará en en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.
Actualmente, la mayoría de las personas viven más y una proporción significativa de la población mundial son personas mayores. Para 2050, la población mundial de personas mayores de 60 años se duplicará. Este cambio demográfico tiene fuertes implicaciones para el desarrollo sostenible.
Recuperado de: https://www.who.int/es/initiatives/decade-of-healthy-ageing el 21 JUN 2023